2. Cierta noche de enero los primeros hombres alzaron sus ojos hacia el cielo.
Miraban las estrellas acostados en el césped verde esperanza con motas amarillas como pinceladas. Estrellas titilantes gustaban a los ojos de hombres y mujeres urbanos, sus ojos resplandecían ante los astros que suspiraban como si tuviesen un pecho que sufriera traumas respiratorios, la verdad es que fue la angustia de vivir lejos de lo que amamos.
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